La autora argentina Samanta Schweblin, conocida por su habilidad para indagar en los confines entre la realidad y la fantasía en sus cuentos, lanza su nueva obra, El buen mal. Este libro, que incluye seis narraciones, profundiza en tópicos como el temor, la culpa, la muerte y la incertidumbre actual, reafirmando su lugar como una de las voces más distintivas de la literatura en español contemporánea.
Han transcurrido siete años desde que salió su novela Kentukis y diez años desde Siete casas vacías, una colección de relatos que alcanzó reconocimiento global. No obstante, para la escritora, el acto de escribir ha sido continuo. «Siempre hay cuentos. Estoy constantemente escribiendo, pero un libro de cuentos no es simplemente un agregado de textos. Debe existir una coherencia, conexiones entre las historias, una dirección clara», comenta Schweblin.
En El buen mal, la autora conserva su distintivo estilo, donde lo habitual se transforma de manera sutil hasta volverse perturbador. En estos cuentos, aparte de sus temas habituales como la soledad, la falta de comunicación y lo insólito, introduce nuevas inquietudes, tales como el nihilismo, la carga familiar y el efecto de la muerte en los que permanecen.
Schweblin medita sobre el poder de la literatura para confrontar el temor. «Me intriga investigar esas fuerzas invisibles que controlan nuestras existencias, los temores que nos caracterizan, las narrativas que creamos sobre nosotros y los dictados culturales que nos rigen», indica. Su obra literaria se origina en una cuestión crucial: «¿Qué ocurre cuando algo imprevisto surge en nuestras vidas y pone a prueba nuestras certezas?». Esta premisa permea sus cuentos, creando una tensión que mantiene al lector en constante vigilia.
Según la autora, la literatura es una herramienta que nos ayuda a entender nuestra propia vida. «Un libro extraordinario es como un corazón que late en el pecho de otra persona», expresa, citando a Rebecca Solnit. Y añade: «Al leer, permanentemente hacemos juicios, prevemos lo que vendrá, tratamos de comprender. Pero cuando una historia nos conmueve y no podemos explicarla completamente, es entonces cuando realmente comprendemos qué nos importa y qué nos atemoriza».
En sus nuevos relatos, Schweblin presenta una diversidad de situaciones que enfrentan al lector con la fragilidad de lo real. Entre ellas, un intento fallido de suicidio, una llamada que trae de vuelta la muerte de un niño, la separación entre un padre y su hijo tras un accidente mortal, y cuidados que se transforman en tragedias inesperadas. Para la autora, estas historias son una respuesta a la sensación de incertidumbre que caracteriza el presente. «Estamos atravesando un periodo de gran vulnerabilidad. Todo aquello que considerábamos seguro se está desmoronando», reflexiona. En este marco, la literatura se convierte en un espacio para explorar y prepararse para lo que pueda venir. «Es un ensayo general para la vida», afirma.
Aunque sus cuentos generan inquietud, Schweblin reconoce el valor de la «normalidad» en la vida diaria. «Nos aferramos a ella porque nos posibilita vivir. Nos serena y organiza, pero al mismo tiempo nos encierra en una jaula de certezas que, al romperse, nos dejan vulnerables frente a la incertidumbre», comenta.
Desde hace más de diez años, la autora vive en Alemania, donde enseña Literatura Creativa. Su percepción del mundo ha sido influenciada por el hecho de residir en distintos contextos culturales, lo cual le permite reconocer patrones que superan las fronteras. Al analizar la realidad actual, expresa preocupación por el ascenso de ciertos movimientos políticos y sociales. «Para prever el futuro de muchos países, solo hay que observar lo que sucede en Argentina. Es un panorama desolador», advierte.
Desde hace más de una década, la autora reside en Alemania, donde imparte clases de Literatura Creativa. Su visión del mundo ha sido moldeada por la experiencia de vivir en diferentes contextos culturales, lo que le permite identificar patrones que trascienden fronteras. En su análisis de la realidad actual, observa con preocupación el auge de ciertos movimientos políticos y sociales. «Para entender el futuro de muchos países, basta con mirar lo que está ocurriendo en Argentina. Es un escenario devastador», advierte.
Con El buen mal, Schweblin reafirma su lugar como una narradora imprescindible, capaz de transformar lo ordinario en una exploración profunda sobre la naturaleza humana y los miedos que nos definen. Su escritura, marcada por la precisión y la tensión narrativa, sigue desafiando a los lectores a cuestionar las certezas con las que enfrentan la realidad.